Estando en un mundo globalizado que ha transformado la relación entre países y por tanto entre las personas y las actividades que realizan, lo ocurrido en las semanas ha sido generalizado.
El desconocimiento abrió paso a desconcierto y a la incertidumbre en masa, ante la pandemia causada por el COVID-19 o Coronavirus.
La expansión del virus que ha traspasado fronteras, obligó a los gobiernos de distintos países a aplicar y extremar medidas extraordinarias que limitan la movilidad de personas y su aglomeramiento. Como consecuencia se ha reducido la producción, el consumo y el turismo, trayendo consecuencias económicas desfavorables.
El impacto de la pandemia por Coronavirus sobre la sociedad española ha desajustado todos sus ámbitos, incluido el económico. Aunque las cifras certifican que las instituciones financieras del país tienen capital para la concesión de préstamos a las pequeñas y medianas empresas, no es un hecho.
El gobierno de España ha ido adoptando diferentes medidas que buscan frenar y revertir la propagación del Coronavirus, pero se prevé que las mismas tengan un impacto negativo transitorio en la economía empresarial y personal.
El disminuir las cifras de contagio derivó en reducir también las actividades sociales, entre ellas, las laborales que de forma inmediata incidirán en la economía.
Los mayores impactos
El mayor impacto se estima recaiga en las empresas dedicadas a las actividades de manufactura y turismo. Más del 12 % del PIB de España es resultado de las actividades turísticas, y representa el mismo porcentaje de la fuerza laboral activa del país.
El crecimiento del PIB fue del 2,0% al cierre del 2019, asegurando el crédito positivo constituyendo una base económica más sólida comparativa a otros países europeos, pero España tiene una deuda pública de 97,9% del PIB, lo que hace muy limitada la posibilidad de asumir más apalancamiento para financiar a los sectores afectados.
La actividad laboral de muchos sectores se ha vuelto limitada tras estas medidas, llegando a ser suspendida en varios otros.
Las actividades que elaboran, distribuyen y comercializan productos básicos y de primera necesidad así como las empresas de servicio, se mantienen activas para evitar el desabastecimiento.
Lo imperioso es disminuir las cifras de contagio, pero hay que considerar que las medidas tendrán un rebote en la economía nacional afectándola severamente.
La afectación de China por el Coronavirus también tiene incidencia en la economía española, este país es proveedor principal de materia prima para la producción nacional española en distintos sectores industriales, incluyendo también a los autónomos que igualmente han paralizado o disminuido su producción.
Aunque las contrariedades sean transitorias, pueden tener consecuencias profundas en la economía. Lo ideal es que a medida que se presenten se vayan atacando para resolverlas en el menor tiempo y sin prolongar su duración.
La armonía de relaciones entre trabajadores y empresarios debe estar entre las prioridades de los planes económicos como medida ante la pandemia, estableciendo políticas centrales que respeten la realidad de las distintas del país, incluso restringir de trabajadores sin perjudicar a las empresas.
Tal vez el fin de la pandemia exige redefinir en mucho el sistema económico español para acelerar su recuperación, buscando la concurrencia entre las fuerzas laborales, el sistema organizativo de economía y finanzas y el sistema de producción.
Los efectos que el Coronavirus pueda tener en la economía española serán determinados por el nivel al que llegue la crisis y su duración, en contraste con cuán efectivas sean las medidas que se instauren para contener la crisis y sus efectos; deben ser planteadas a corto y mediano plazo con base en la confiabilidad empresarial y la seguridad laboral.