El presidente en funciones de España, Pedro Sánchez, instó el lunes al Congreso a que le confíe el cargo para que España «no se quede en un callejón sin salida».
El líder del Partido Socialista (PSOE) dijo que el 28 de abril los españoles votaron por «un gobierno progresista, ecologista, feminista y pro-europeo».
Casi tres meses después de ganar las elecciones generales, Sánchez sigue intentando reunir la mayoría suficiente para formar un gobierno. Si fracasa, España podría enfrentarse a unas nuevas elecciones en otoño, la cuarta en menos de cuatro años.
A pesar de una cómoda victoria en abril que le dio 123 escaños en la cámara baja del parlamento, Sánchez todavía está muy por debajo de los 176 requeridos para una mayoría absoluta. Y 80 días de conversaciones con la antiausteridad Unidas Podemos, el socio más probable de los socialistas, aún no han dado ningún resultado claro.
En un discurso de dos horas, Sánchez habló de los retos que tendrá que afrontar como nuevo líder de España: «Desempleo y empleos precarios, la revolución digital, la emergencia climática, la discriminación de las mujeres y el futuro de Europa». También defendió las reformas constitucionales para evitar futuras situaciones de estancamiento postelectoral.
En un aparente comentario al partido de extrema derecha Vox, Sánchez dijo sobre la violencia de género: «Para aquellos que deseen minimizar esta dramática situación, volver al pasado o inventar teorías de conspiración, deben saber que nos van a tener enfrente de ellos».
Hacia el final de su discurso, Sánchez apeló directamente a Unidas Podemos: «Hacer tratos no es fácil, pero estamos unidos por la promesa de la izquierda.»
Podemos, que aspiraba a un gobierno de coalición con los socialistas, dice que hasta ahora Sánchez sólo les ha ofrecido «responsabilidades simbólicas» dentro de su futuro gobierno. Este último sostiene que un gobierno conjunto con Podemos sería imposible debido a diferencias irreconciliables sobre cuestiones críticas como la situación en Cataluña.
La cuestión catalana
El lunes, Sánchez evitó hablar de Catalunya. Esta omisión atrajo fuertes críticas de los partidos de oposición de todo el espectro político, desde el conservador Partido Popular (PP), hasta los de centroderecha Ciudadanos, extrema derecha Vox, y los partidos regionales Izquierda Republicana Catalana (ERC), Navarra Suma, Coalición Canaria, Compromís, Partido Regionalista de Cantabria e incluso el izquierdista vasco Bildu.
El presidente del ERC, Gabriel Rufián, lo llamó «irresponsable y negligente». Y el jefe del principal partido de la oposición, el PP, Pablo Casado, señaló: «No has visto el elefante blanco, y estaba justo ahí.»
Hacer negocios no es fácil, pero estamos unidos por la promesa de la izquierda.
PEDRO SÁNCHEZ, ACTUACIÓN PM
En un momento dado, Casado también habló del «elefante púrpura con cintas amarillas», reforzando su mensaje principal de que Sánchez es rehén de Podemos (cuyo color de partido es púrpura) y de los separatistas catalanes (que utilizan cintas amarillas como símbolos de apoyo a los líderes secesionistas encarcelados): «Con ellos conseguirás investirte de poder, pero serás incapaz de gobernar», predijo.
Algunos de los partidos más pequeños podrían tener la clave del éxito del regreso de Sánchez a la presidencia si no logra una mayoría absoluta el martes y se celebra una segunda ronda de votaciones el jueves, como parece cada vez más probable. En ese momento, el candidato socialista sólo necesitaría una mayoría simple de más votos a favor que en contra, y las abstenciones podrían resultar críticas.