Las cifras nunca son buenas, sólo que menos malas. Un total de 220 personas murieron en accidentes de tráfico durante los meses de julio y agosto en España, la cifra más baja registrada hasta la fecha.
El mes pasado, el número de víctimas mortales fue de 101, lo que lo convierte en el mes de agosto menos mortífero desde 1993.
Las estadísticas fueron publicadas por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, durante una revisión de las medidas que se pusieron en marcha este verano para garantizar la seguridad vial.
La baja cifra de víctimas mortales de agosto es especialmente relevante, ya que es el mes del año en el que tiene lugar la mayor parte de los viajes: 47,8 millones de personas se encontraban en la carretera, según la Dirección General de Tráfico.
Aún así, Grande-Marlaska advirtió de la necesidad de seguir concienciando sobre los peligros de conducir bajo los efectos del alcohol o las drogas. El ministro señaló que en 2018, muchas de las personas que murieron en accidentes de tráfico tenían una alta concentración de alcohol en la sangre. «No se trata de tomar un trago de más. Cada bebida es una de más», dijo.
Este verano, las autoridades de tráfico lanzaron 28 radares nuevos y realizaron 1,1 millones de pruebas de alcoholemia.
Las carreteras más peligrosas siguen siendo las convencionales de dos carriles, donde se ha producido el 70% de los accidentes mortales (154), a pesar de que el límite de velocidad se redujo de 100 km/h a 90 km/h en enero.
Los peatones, ciclistas y motociclistas siguen siendo los grupos más vulnerables, representando cuatro de cada 10 muertes en julio y agosto.