El Partido Popular (PP) ha recuperado el control de la ciudad de Madrid tras un paréntesis de cuatro años marcado por la política izquierdista de Manuela Carmena.
Los conservadores llegaron a un acuerdo de última hora con los Ciudadanos de centro-derecha el viernes por la noche, y llegaron a un acuerdo adicional con los Vox de extrema derecha alrededor de las 4 de la madrugada del sábado, apenas unas horas antes de que los alcaldes tomaran sus juramentos por toda España.
Las negociaciones permitieron a José Luis Martínez-Almeida, cuyo partido obtuvo los peores resultados de su historia en Madrid en las elecciones del 26 de mayo, tomar el relevo de Carmena con la promesa de deshacer muchas de sus iniciativas.
En su discurso de despedida, la alcaldesa saliente exhortó a la gente a «cuidar de la democracia» porque su logro cuesta «esfuerzo y vidas».
Aunque similares en sustancia, los acuerdos del PP con Ciudadanos y con Vox difieren en algunos puntos significativos: en el acuerdo alcanzado con este último, la violencia de género se rebautiza como «violencia intrafamiliar», todas las menciones a las celebraciones del orgullo gay y a la «diversidad LGTBI» desaparecen, y el proyecto emblemático de Carmena, Madrid Central -un área de bajas emisiones en el centro de la ciudad-, se destaca para su eliminación.
El PP necesitaba los cuatro votos de Vox, además de los 11 de Ciudadanos, para sumarse a sus propios 15 y alcanzar el umbral de 29 escaños para una mayoría absoluta dentro del ayuntamiento.
Carmena, una ex jueza de 75 años, dijo que era «una paradoja democrática» que su partido no pudiera gobernar a pesar de haber ganado las elecciones de mayo. En 2015, su grupo Ahora Madrid ganó técnicamente un escaño menos que el PP, pero llegó a ser alcaldesa gracias a una alianza con el Partido Socialista (PSOE), que le otorgó un total de 29 escaños.
En su discurso del sábado, Carmena también se refirió al movimiento feminista, que describió como «la mayor revolución que se ha producido en el mundo sin una gota de violencia».
Un nuevo concejal del PSOE, el ex seleccionador nacional de baloncesto Pepu Hernández, expresó la preocupación existente por ver a Vox en las instituciones españolas, después de que el partido de extrema derecha irrumpiera en el escenario político en diciembre del año pasado en las elecciones andaluzas.
«Madrid es mucho más moderna y avanzada que el gobierno que se está formando hoy aquí: es un gobierno del pasado», dijo Hernández, quien amonestó al PP por encubrir a Vox y permitirle compartir el poder. La concejala socialista se comprometió a defender la igualdad de género «y la libertad de amar a quien queramos».
Pero el nuevo alcalde desafió a la oposición «a encontrar, en cualquiera de estos dos programas, cualquier cosa que se salga del marco legal que nos hemos dado en España».
Almeida, cuyo partido había gobernado Madrid durante 24 años consecutivos antes del mandato de Carmena, agradeció a sus nuevos socios por permitir «un gobierno liberal de centro-derecha centrado en el pueblo», y dijo que su gestión se definirá por «eficiencia y eficacia».
Begoña Villacís de Ciudadanos, que será teniente de alcalde, dijo que «lo principal, en esta nueva era en la que han terminado las mayorías absolutas, no es quién firma el acuerdo, sino lo que se firma en el acuerdo». Su partido aceptó apoyar al PP, pero sólo mientras no se le otorgue a Vox ningún poder ejecutivo sobre los departamentos o distritos de la ciudad.
«Me gustaría que la gente dijera, dentro de cuatro años, que Madrid tiene un gobierno liberal y de sentido común», añadió.