El tabaquismo es una de las principales causas de muerte en el mundo, de hecho, el 50% de los fumadores morirá de una enfermedad asociada al tabaquismo.
Cada 15 cigarrillos que fuma causa alteraciones en su cuerpo que lo hacen proclive a desarrollar cáncer.
En esta publicación se muestran los distintos daños que puedes sufrir o que puedes hacer padecer a otros cercanos a ti si tienes este hábito innecesario.
Efectos del tabaco
Los efectos que produce el tabaco, al igual que cualquier droga difieren de la persona que los consuma, ya que factores como edad, tamaño, peso y estado de salud influyen, así como la cantidad que suele consumir y el tiempo que tenga haciéndolo.
Efectos inmediatos
Si el tabaco es consumido en dosis bajas o moderadas, la persona suele presentar los siguientes síntomas:
- Una estimulación temporal, ya que luego su cerebro y sistema nervioso reducirán su actividad.
- Sensación ligera de alegría y de relajación.
- Incremento de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca.
- Disminución del flujo sanguíneo en las extremidades.
- Disminución de la temperatura de la piel.
- Mal aliento.
- Pérdida del apetito.
- Mareos, náuseas, calambres abdominales y vómitos.
- Dolor de cabeza y tos.
Si las dosis consumidas son más altas, los efectos son más delicados, ya que las altas concentraciones de nicotina puede causar una sobredosis, es decir que la persona haya consumido más nicotina de la que su organismo pueda tolerar (se considera que 60 mg de nicotina por vía oral puede ser mortal en un adulto). Estos efectos son:
- Aumento en todos los efectos mencionados anteriormente.
- Sensación de desmayo y confusión.
- Disminución acelerada de la presión arterial y de la frecuencia respiratoria.
- Convulsiones.
- Paro respiratorio y en muchos casos la muerte.
Efectos a Largo Plazo
Los fumadores de larga data poseen manchas amarillas y marrones en sus dedos y dientes, debido al alquitrán que contienen los cigarrillos, pero no es lo único que se ve afectado, también los pulmones se recubren de esta sustancia densa y pegajosa.
A esto se suma el hecho de que el monóxido le roba oxigeno a los músculos, el cerebro y la sangre, lo que significa un gran esfuerzo para funcionamiento del corazón. Con el pasar del tiempo, se estrechan las vías respiratorias y se eleva la presión arterial aumente, lo que puede desembocar en un infarto y/o en un derrame cerebral.
Entre los efectos que se pueden experimentar antes de llegar a un escenario fatídico tenemos:
- Alto riesgo de accidente cerebrovascular y daño cerebral.
- Cataratas oculares.
- Pérdida del sentido del olfato, el gusto e incluso de la audición.
- Dientes amarillos, caries y mal aliento.
- Cáncer de nariz, labio, lengua, boca, laringe y faringe.
- Aumenta el riesgo de osteoporosis.
- Tos e incluso bronquitis crónica.
- Asma y enfisema pulmonar.
- Enfermedad del corazón.
- Hipertensión.
- Leucemia mieloide, cáncer de estómago y vejiga.
- Úlceras estomacales.
- Falta de apetito.
- Arrugas tempranas.
- Retardo en la curación de heridas.
- Dolor de espalda.
- Susceptibilidad a la infecciones.
- Reducción de la fertilidad y mayor riesgo de aborto involuntario.
- Menstruaciones irregulares.
- Menopausia precoz
- Esperma dañado y reducido
- Impotencia.
Otros efectos del consumo de tabaco.
A parte del daño que puede producir el tabaco solo por su consumo directo, existen otro tipo de efectos, no solo perjudiciales para el fumador sino para terceros. Algunos de estos casos son:
Fumador Pasivo
Las personas que inhalan con frecuencia el tabaco que otros consumen, se les conoce como fumadores pasivos, y corren riesgos tan altos como un fumador activo, ya que pueden llegar a padecer irritación ocular, de nariz y otro tipo de enfermedades asociadas a esto, incluyendo en el peor de los casos enfermedades cardíacas y cáncer de pulmón.
Usando tabaco con otras drogas
La combinación de la nicotina con algún otro tipo de medicamento es algo serio, ya que la primera puede afectar la manera en que el organismo sintetiza otras drogas, ya sea reduciendo o anulando su efecto, lo que podría poner en riesgo la vida de quien la consume. En estos casos, siempre se debe consultar con su médico los efectos del tabaco si se tiene algún tratamiento.
Embarazo y amamantamiento
El consumo del tabaco puede producir un parto prematuro, poniendo en riesgo la vida del bebé, al nacer con un peso por debajo de lo normal o con órganos aún por madurar, sin mencionar que algunas ocasiones el exceso de nicotina puede romper la placenta y afectar el feto.
Ahora, si una madre consume tabaco mientras amamanta, pueden pasar al bebé algunas de las sustancias presentes en esta droga, causando serios problemas como alergias, asma, e incluso hacerlo adicto.