Las imágenes son convincentes: corderos que son arrojados, pateados y golpeados, y un trabajador que salta repetidamente sobre ellos. Algunos de los animales son incapaces de permanecer de pie, y sin embargo pasan a la cadena de producción, listos para el consumo.
Según imágenes compartidas con este periódico por la asociación ecologista Equalia, estas escenas tienen lugar en el interior de Cárnicas Salvanés S.L., un matadero situado en Villarejo de Salvanés, en el sureste de la Comunidad de Madrid.
El lunes, Equalia presentó una denuncia penal contra este negocio ante un tribunal de Leganés, acusando a sus propietarios de violar la legislación europea sobre bienestar animal y de encontrar condiciones sanitarias inadecuadas en las instalaciones. La compañía niega las acusaciones.
El metraje comienza con una imagen capturada en dron que muestra la ubicación del matadero en Villarejo de Salvanés. En la empresa familiar, gestionada por tres hermanos, se sacrifican corderos, ovejas, cabras y vacas, que posteriormente se comercializan para su consumo en Madrid y partes de Toledo.
Hasta principios de 2019, la empresa disponía de un certificado Halal, lo que significa que dentro del mismo matadero, los animales son separados y dependiendo del destino final de la carne, son aturdidos o no (cuando se sigue la tradición islámica) antes de ser sacrificados. A lo largo de este año, todos los animales deberían haber sido aturdidos para evitar sufrimientos innecesarios.
Uno de ellos fue colgado mientras estaba consciente durante media hora.
DAVID HERRERO, EQUALIA
Pero las cámaras ocultas capturaron lo que estaba sucediendo entre junio y principios de septiembre. Las imágenes muestran que algunos animales no son aturdidos antes de ser sacrificados. En el video, una oveja es vista sufriendo una noche entera sin ser sacrificada.
«El matadero elude sus deberes, de forma que algunos corderos pasan por la producción sin que su sangre esté bien drenada y son colgados vivos junto con el resto de los animales muertos», explica David Herrero, coordinador general de Equalia, que ha puesto en marcha campañas similares contra los mataderos de Segovia y Ávila. «Uno de ellos fue colgado mientras estaba consciente durante media hora, momento en el que se pierde la imagen del animal. No sabemos si fue despellejado vivo
Las imágenes muestran ovejas que están enfermas o que no pueden pararse sobre sus patas, siendo llevadas a la cinta transportadora para entrar en el área de sangrado. Uno de ellos había estado sufriendo durante toda una noche, las imágenes se muestran. «Pasaron 10 horas antes de que fuera llevado a la zona de matanza», dice Herrero. La ley establece que un animal que no pueda andar no será transportado al lugar de sacrificio, sino que será sacrificado en el lugar, sin moverlo o, evidentemente, tirarlo.
Otras imágenes muestran a un trabajador colocando etiquetas de identidad a varios corderos dentro del matadero. La normativa especifica que todos los animales deben tener esta identificación en el momento de entrar en el recinto, ya que de lo contrario existe el riesgo de perder la trazabilidad.
«Eso es imposible. No puede ser. Hay veterinarios oficiales aquí. Cuando los animales entran en el matadero, tienen que venir con sus papeles en orden. Si faltan, se tramitan a través del Ministerio de Agricultura. Y si algún animal no es identificado, se tira, se incauta. Ayer[lunes] había dos animales que no tenían orejeras y fueron desechados[sic]», explica Julián Rangel, gerente de Cárnicas Salvanés. «Todo depende del contexto. Unas pocas imágenes aisladas pueden ser interpretadas como se quiera», añadió, negando que su empresa no cumpla con las normas de bienestar animal o que las condiciones de saneamiento sean deficientes.
Todo depende del contexto. Algunas imágenes aisladas pueden ser interpretadas de la manera que usted desee
JULIÁN RANGEL, GERENTE DEL MATADERO
Además de denunciar las infracciones, Equalia está llevando a cabo una campaña de «implantación progresiva de la vídeovigilancia en los mataderos» con el fin de contribuir a la correcta aplicación de la normativa sobre bienestar animal y seguridad alimentaria. «Pedimos que se instalen en cualquier lugar donde se manipulen animales vivos y que las imágenes se almacenen durante un mes en estricto cumplimiento de la legislación de protección de datos. Asimismo, solicitamos que estas imágenes sean revisadas por el mismo operador o por el servicio de seguridad alimentaria de la Comunidad de Madrid». Este sistema, asegura Herrero, ya se ha implantado en lugares como Inglaterra, Escocia e Israel.
Más allá de la instalación de cámaras de circuito cerrado, «lo que es evidente es que la legislación necesita ser más estricta», dice Laura Duarte, la nueva presidenta del partido de los derechos de los animales Pacma. Duarte señala que gracias al trabajo de asociaciones como Equalia, al menos es posible «demostrar que todo esto está sucediendo realmente».
«El aturdimiento requiere una cantidad mínima de tiempo, pero debido a que la cadena de producción es tan rápida, la mayoría de las veces los animales están completamente conscientes. La verdad es que incluso la poca legislación que existe no se está cumpliendo», explica.
Las autoridades de la Comunidad de Madrid sostienen que la instalación obligatoria de la vídeovigilancia es una medida que debe tomarse «a nivel nacional».
«Los mataderos de la Comunidad de Madrid están bajo el control de los Veterinarios Oficiales de la Dirección General de Salud Pública; se realizan inspecciones diarias de los animales sacrificados, de las condiciones sanitarias de las instalaciones y del proceso de sacrificio», explica una fuente de la Consejería de Sanidad de Madrid.
Además de las inspecciones diarias, también se realizan auditorías para comprobar los procedimientos de trabajo de los operadores de los mataderos, que «deben disponer de un sistema de autocontrol basado en el análisis de riesgos y los puntos críticos de control, incluidos los aspectos de higiene y bienestar de los animales». En Cárnicas Salnanés, esa auditoría se llevó a cabo en agosto.