«Sra. Monasterio, enseñamos los talleres que usted quiere prohibir.»
Miguel, María y Sergio son activistas LGBT que realizan trabajo voluntario para Cogam, una asociación madrileña, y para la Fundación Triángulo. Ambos grupos organizan talleres de sensibilización sobre la fobia LGBT en las escuelas secundarias de Madrid.
Sus palabras están dirigidas a Rocío Monasterio, líder regional de Vox, el partido de extrema derecha que ingresó por primera vez a las instituciones parlamentarias en diciembre de 2018 y que desde entonces ha logrado avances en las elecciones locales, regionales y generales celebradas en abril y mayo de este año.
Estamos dando oxígeno a los jóvenes que están pasando por un período difícil
SERGIO VAL, VOLUNTARIO
El 9 de julio, Vox solicitó información a la asamblea regional de Madrid con respecto a los talleres LGBT realizados por Cogam en escuelas públicas o financiadas por la región. La medida está en línea con peticiones similares presentadas en las regiones de Valencia y Andalucía (donde el Partido Popular de centro-derecha y Ciudadanos encabezan un gobierno conjunto con el apoyo de Vox).
«Vox está particularmente obsesionado con esta comunidad», dice Carla Antonelli, diputada del Partido Socialista (PSOE) que compartió información sobre la solicitud de Madrid en Twitter. «Esto es una inquisición, una caza de brujas contra la comunidad LGBT.»
En Andalucía, la extrema derecha ha pedido que se ponga fin a la financiación pública de los grupos pro-LGBT porque éstos, según dicen, ofrecen «una visión sectaria y confrontativa de la realidad» y «no son socialmente útiles».
Audiencia creciente
«Al principio llegamos a 3.000 estudiantes, y este año hemos tenido más de 10.000 beneficiarios, entre padres y educadores», explica Sara Guilló Sáez, de 33 años, psicóloga social y responsable de temas educativos en Cogam.
«Vox ha pedido los nombres de las personas que imparten estos cursos, así que aquí estamos para decirle a[la líder de Vox en Madrid, Rocío Monasterio] que es bienvenida a venir en cualquier momento, para saber de qué se tratan nuestros talleres».
Su decisión de hacerlo público es el resultado de la petición del partido de extrema derecha, hecha en el seno de la asamblea regional de Madrid, de obtener una «lista de colegios públicos y privados financiados con fondos públicos en los que Cogam ha llevado a cabo actividades desde 2015 hasta hoy, indicando la fecha de la actividad, la escuela, una breve descripción de la actividad, los nombres de los conferenciantes, y las clases que han participado en las actividades».
Miguel Calvo Pérez, de 25 años, trabaja como técnico del programa de educación en la Fundación Triángulo desde hace dos años. Una de sus tareas es realizar talleres en escuelas primarias y secundarias para «crear conciencia sobre la comunidad y prevenir reacciones LGBT-fóbicas».
Discutimos los estereotipos y los prejuicios, y cómo esto puede conducir a la discriminación y el acoso.
MIGUEL CALVO PÉREZ
Cuando Calvo va a una escuela, lo primero que hace es reunirse con el director y otros directores de la escuela. «El profesor a cargo de la clase habla un poco sobre los alumnos, y luego nos presentan», explica. «Empezamos por aclarar algunos conceptos, como la diferencia entre identidad de género, orientación sexual y roles de género. También hablamos de estereotipos y prejuicios, y de cómo esto puede conducir a la discriminación y el acoso».
«Tanto Vox como Ciudadanos nos tienen en la mira», dice Carmen García de Merlo, presidenta de Cogam. El viernes pasado, su asociación pidió a los fiscales de Madrid que actuaran contra Vox por «persecución política» contra la comunidad LGBT. Algunos partidos políticos, como el PSOE, Podemos e Izquierda Unida (IU), también han anunciado que planean presentar quejas.
«Detrás de estos ataques hay una ideología de extrema derecha que choca con los derechos humanos, con la ley y con la Constitución española», dijo Guilló en una conferencia en Italia. «Cogam es un punto de referencia internacional.»
Estos voluntarios señalan que no es fácil recopilar datos sobre un hipotético aumento del acoso en los centros educativos. «Ahora es más visible», dice Calvo. «Hace diez o quince años, la violencia era más física. Ahora es más psicológico, o se ejerce a través de los medios sociales».
Hace diez o quince años, la violencia era más física. Ahora es más psicológico, o se ejerce a través de los medios de comunicación social
MIGUEL CALVO, VOLUNTARIO
A veces, dice, un estudiante vendrá a él al final de su charla para confiar que él o ella ha sido testigo de tales situaciones, ya sea en casa o en otro lugar. «Es una charla de una hora que esperamos que plante una semilla para hacerles pensar en la forma en que tratan a los demás», explica Calvo.
Estos talleres están dirigidos a diferentes públicos: a veces niños de diferentes edades, a veces profesores o padres. «Con los alumnos de primaria hablamos de la diversidad familiar; con los de secundaria nos centramos en la orientación sexual y los roles de género», dice Sergio Val, de 35 años, que pasó seis años en el instituto madrileño de Cogam. «Necesitaban voluntarios, y decidí que no era suficiente con asistir al Orgullo Gay una vez al año. Quería ser activista».
Lo que se destaca de estos años de experiencia es «la posibilidad de ayudar a alguien cuando lo necesite».
«A veces, después del taller, un niño o niña venía y me decía que eran gays o lesbianas, pero no sabía cómo decírselo a sus amigos y padres. Es entonces cuando te das cuenta de lo importantes que son estos talleres», dice. «Estamos dando oxígeno a los jóvenes que están pasando por un período difícil.»
Una de las cosas que motiva a Val es su propia experiencia como estudiante adolescente. «Cuando descubrí mi homosexualidad, yo mismo habría apreciado un taller así.»