Iñaki Urdangarin, cuñado del rey Felipe VI de España, comenzó a trabajar este jueves como voluntario en un centro para adultos con discapacidad intelectual en el municipio madrileño de Pozuelo de Alarcón.
A Urdangarin se le concedió permiso para trabajar como voluntario en contra del consejo del fiscal.
Urdangarin, casado con la hermana del rey, Cristina de Borbón, conocida en español como infanta, cumple una condena de cinco años y diez meses de prisión en el centro penitenciario de Brieva, provincia de Álava, por su participación en un escándalo conocido como el caso Nóos. Fue declarado culpable por los tribunales españoles de fraude fiscal, malversación de fondos y tráfico de influencias, y entró en prisión el 18 de junio de 2018.
La visita de Urdangarin al centro del Hogar Don Orione el jueves marca la primera vez que el ex-medallista olímpico de balonmano ha salido de la prisión desde esa fecha. Fue sacado de la penitenciaría a las 8:58 de la mañana en auto, y llegó al centro del Hogar Don Orione a las 9:58 de la mañana. Vestido con una camisa de manga larga, pantalones azules y zapatillas de deporte, saludó con la mano pero no hizo ningún comentario antes de entrar en las instalaciones.
Una vez dentro, Urdangarin se reunió con el director del Hogar Don Orione, Paco Sánchez, quien decidirá qué trabajos serán asignados al cuñado del rey. El centro atiende a 140 adultos con discapacidad intelectual severa. Allí trabajan 100 profesionales y 40 voluntarios, algunos de los cuales también son reclusos, según fuentes del Hogar Don Orione.
Sánchez dijo que Urdangarin comenzará su trabajo voluntario ayudando a los equipos que ayudan a mejorar la movilidad de los miembros del centro con fisioterapia, así como con terapias psicomotoras y deportivas. Entonces podrá tomarse un descanso para un «sándwich o su lonchera, si es que trae una», añadió Sánchez. Urdangarin pasará entre cinco y seis horas al día en el centro y podrá moverse libremente por las instalaciones. «El centro está abierto, hay libertad de movimiento, pero normalmente son los miembros los que reciben a los visitantes, no los voluntarios», dijo el director, quien describió a Urdangarin como «agradecido y cooperativo» y «tranquilo y feliz». Al mediodía, Sánchez le dio a Urdangarin un recorrido por el centro y le entregó un kit de voluntarios, que incluía una camisa y una identificación. Trabajará en el centro dos veces por semana y regresará a la prisión antes de las 5 de la tarde.
El director del centro describió a Urdangarin como «agradecido y cooperativo».
El martes, el juez Florencio de Marcos concedió a Urdangarin el permiso para trabajar como voluntario en el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Castilla y León. La decisión se tomó en contra de la opinión de las autoridades penitenciarias y del fiscal, que consideran que el cuñado del rey corre un riesgo «medio-alto» de reincidencia. En su declaración ante el tribunal, el juez defendió su decisión basándose en que Urdangarin cumple su condena en régimen de aislamiento. El cuñado del rey es el único recluso de la «unidad masculina» de la cárcel de mujeres de Brieva, lo que significa que no tiene contacto con otros presos y que su vida social se limita a las visitas de su familia. Las autoridades penitenciarias españolas podrían haber trasladado al recluso de alto perfil a otra prisión, pero decidieron permitirle permanecer en ella por razones de seguridad.
En la inusualmente larga declaración judicial de 22 páginas, el juez De Marcos argumentó que Urdangarin no eligió cumplir su sentencia de forma aislada, sino que fue una decisión tomada por las autoridades penitenciarias, añadiendo que trabajar «sin compensación económica o material» es una forma de fomentar «valores pro-sociales».
«En el contexto de la delincuencia económica, que gira en torno al egoísmo, la sed excesiva de lucro y el desconocimiento del interés común, el contacto con la vida real, con los problemas de los demás, ayuda a crear una conciencia significativa sobre esa conducta delictiva», escribió el juez en su declaración.