El cuidado de la salud es importante para las personas, por eso, cuando exista una negligencia médica que pueda poner en riesgo su bienestar, ya sea por parte del médico o del proveedor de la atención médica, lo más indicado es proceder con una demanda.
Con un abogado especializado en el tema, será posible contar con un servicio profesional que pueda asegurar el éxito con la presentación de la demanda.
Un abogado experto en negligencias médicas
La contratación de un abogado negligencias médicas es la mejor alternativa ante la mala praxis del médico o proveedor de atención médica, dado que son actuaciones que provocan o empeoran las lesiones, y en los casos más graves, la muerte de los pacientes.
El abogado debe realizar un estudio previo sin precio alguno, analizando el caso con la ayuda de médicos y peritos especialistas, lo que permite conocer con detalle las opciones de denuncia por la mala praxis o negligencia médica.
La atención es totalmente personalizada, contando con un abogado para cada caso, de manera que los clientes tienen la seguridad de recibir una asesoría profesional que puede responder a sus dudas y elaborar una estrategia exitosa.
El abogado explicará la situación e indicará las mejores opciones para lograr la mayor indemnización en el menor tiempo posible. También, evaluará si el acuerdo extrajudicial es lo mejor para el caso, ya que es una vía para recibir la indemnización de forma rápida y con los menores gastos judiciales posibles.
Muchas aseguradoras conocen los riesgos de perder la demanda, por eso, el abogado se encargará de crear un caso sólido que no puedan negar, permitiendo que se llegue a un acuerdo sin pasar por el juez, y que el mismo, sea justo para los afectados.
El proceso finaliza con la sentencia del juez, o con el acuerdo extrajudicial entre las partes, de forma que el abogado siempre acompañará a los clientes desde el inicio hasta el final, protegiendo sus derechos e intereses.
¿En qué situaciones vale la pena contratarlo?
Hay varias situaciones que se consideran negligencia médica, y en las cuales, los pacientes pueden iniciar un proceso de demanda.
Cualquier actuación médica que provoque una lesión o la muerte de los pacientes, se considera negligencia médica. Lo mismo ocurre cuando se realiza un retraso en un diagnóstico, así como un error o una mala interpretación.
Los retrasos en la atención hospitalaria en Servicios de Urgencia también entran dentro de esta categoría. Al igual que los incumplimientos en los protocolos médicos o recetar medicamentos contraindicados.
De igual manera, las cirugías en sitios equivocados, errores en la aplicación de tratamientos médicos o secuelas provocadas por un descuido personal.
En caso de sufrir de una negligencia médica, es posible contar con el plazo de 1 año para presentar la demanda, esto cuando se trata de un procedimiento judicial contra un hospital público o centros de salud.
Si la mala praxis ocasiona la muerte de los pacientes, hay que contar el año desde la fecha de defunción. Para las secuelas físicas, se toma como referencia el cómputo del plazo de la fecha del alta médica o la estabilización de las lesiones.
Para las demandas por negligencia médica contra la sanidad privada, si hay una responsabilidad extracontractual, el tiempo máximo es de 1 año; pero si se exige una responsabilidad contractual, el período para presentar la demanda es de cinco años.
¿Cómo se mide la indemnización?
Para el baremo de la indemnización por mala praxis, el abogado considera dos aspectos fundamentales, los daños personales y los materiales.
Entre los daños personales se incluyen las lesiones permanentes provocadas por la negligencia médica. También, la incapacidad temporal, es decir, el tiempo que tardan en curar o estabilizar las lesiones generadas por el error médico.
Para los daños materiales, el abogado considera el daño emergente, donde se engloban los gastos causados por el error médico, tanto presentes como futuros. Además, está el lucro cesante, es decir, la pérdida de la situación económica, algo que afecta a su vida financiera.